Pequeñas narraciones intrascendentes VI




El peatón cuenta que.....


La avenida Caracas es la arteria por donde fluyen los glóbulos rojos de Bogotá. Aquí llamamos transmilenio a estos buses colorados que transportan gran parte de las células vivas de la ciudad, y cuando hay mucha suerte, se puede viajar sentado. Afuera huye la luz, y el frío se apodera de la tarde. Desde mi silla zurda veo como se aleja el mundo. Pasa Santa Fe con su endémica lascivia, pasa Teusaquillo entre elegantes casas venidas a menos como sus dueños vergonzantes, pasa Chapinero con sus compra-ventas noctámbulas, pasa, en fin, la ciudad imperturbable. Y frente a mí está ella: secretaria, digitadora (ya no hay mecanógrafas, menos aún estenógrafas), auxiliar contable de la academia “Paciolo”, supongo, por su elegancia algo formal para su belleza juvenil. Sus manos impecables sostienen un paraguas florido como su perfume de mujer espléndida. Sin darse cuenta, la muchacha comienza a cantar una balada cursi, y se le escapa el alma por un instante. Afuera se encienden las estrellas con las primeras luces de la ciudad; y sentado frente a ella hay alguien que desde lejos contempla su vida.

Comentarios

  1. Se nota que eres un buen observador, peatón. El Transmilenio recorre la ciudad de norte a sur por la Caracas (incluida la autopiasta) desde la calle 180 norte hasta Usme calle 100 sur. Cerca de 30 kilómetros. ¡Cuantas cosas alcanza uno a ver en ese trayecto..., cuantas historias...!

    ResponderEliminar
  2. Darío!, sacaste el romanticismo de la chistera y te quedó lindo.
    Bien por ti.
    Con cariño: Doña Ku

    ResponderEliminar
  3. Así es Don Danilo, Doña Ku. Al peatón observador se le alborotó la vena poética. es que mi ciudad da para todo.

    ResponderEliminar
  4. Efectivamente muy lírico y muy bonito, peatón.

    ResponderEliminar
  5. te leo no conozco Venezuela
    aprendo de lo que escribis

    ResponderEliminar
  6. Muy observador el peaton. Yo podria se ese peaton, y la observacion que me ha llamado la atencion y que me habia pasado desapercibido, en el caminar diario, es que ya no hay mecanografas,.

    Un fuerte abrazo, desde España.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cien años del barrio San francisco Javier de Bogotá, AMDG

De Boyacá en los campos… el tejo, nuestro deporte nacional

Bulevar Niza cambió sus gratas terrazas por más locales comerciales