Promesa de dar ("the giving pledge")



Gracias a Dios que, como pobres, no nos hace falta sinó lo necesario” Adagio popular

Algo deben saber los multimillonarios del mundo que el resto de los mortales ignoramos, para que de la noche a la mañana cuarenta de ellos hayan decidido donar la mitad de sus fortunas para obras de beneficio común. Con estupor he leído que Bill Gates y su socio Warren Buffet, cuyos haberes suman cien mil millones de dólares, propiciaron una iniciativa cuya largueza sin precedentes solucionaría las hambrunas de varios países del tercer mundo. “Promesa de dar” se denomina la campaña de estos nuevos samaritanos, mas como toda promesa de rico, falta ver cuales son las condiciones impuestas en letra menuda por sus abogados para que tanta belleza se cumpla. Algún beneficio oculto, alguna ganancia que no alcanzamos a prefigurar habrá de tener esta generosidad intempestiva de Gates y sus cuarenta dadores, entre los cuales se encuentran Larry Ellison, el de “Oracle”, famoso por su tacañería, George Lucas, David Rockefeller, Ted Turner, Michael Bloomberg, Paul Allen y otros cuantos "envidiados" personajes. No debe tratarse simplemente de beneficios tributarios obtenidos a través de sus fundaciones, o de limpiar su bien ganada imagen de avaros con el detergente de la manida e hipócrita “Responsabilidad Social Corporativa”. No. Debe haber algo más. Se me ocurre que estos personajes se enteraron por alguna fuente confiable, por una suerte de revelación divina que, en efecto, Dios si existe y, lo peor: que el fin del mundo está muy cerca. Tengo para mí que ellos, siempre previsores -no en balde han amasado sus fortunas- pero ante todo prácticos, consideraron con Blas Pascal que: “si Dios no existe, nada pierde uno con creer en él, mientras que si existe, lo perderá todo por no creer”, de modo que decidieron invertir la mitad de sus fortunas en comprar las indulgencias que les facilitarán la entrada al cielo a manera de pomada para lubricar el difícil paso de sus camellos por el ojo de una aguja.

Ahora bien, con ocasión de tan insólita noticia, he escuchado en un famoso magazín radial de la mañana, la siguiente pregunta formulada a sus oyentes: ¿Donaría usted la mitad de su fortuna? Indudablemente sí, si el término fortuna se refiere al balance consolidado que incluye los pasivos y las pérdidas, es decir, el infortunio económico. Gracias a Dios he corrido con suerte en lo demás, pues la vida me ha premiado con buena salud y con una familia extraordinaria y hermosa. Pero en lo que a “fondina” se refiere, ahí si debo hablar de infortunio. De manera que con gusto donaría la mitad, e incluso la totalidad de la deuda en mora que tengo con un banco de cuyo nombre no quiero acordarme, regalaría asimismo la mitad del sobrepeso que me agobia, donaría también la mitad de mi ropa, que en la práctica sería como regalar la totalidad, pues con mi talla XL, cada prenda alcanza para arropar a dos cristianos. No tengo más bienes terrenales. Sin embargo donar lo que no se tiene, o peor aún, donar cifras negativas carece de gracia; pero que otra estulticia se puede responder a una pregunta tan banal.

Lo que si me gustaría averiguar es lo que saben los multimillonarios mencionados que el resto de los mortales ignoramos, para que de la noche a la mañana hayan decidido donar la mitad de sus fortunas. Algo grave va a pasar; y como dicen las señoras citando a Mateo: “más vale que nos agarre confesados, porque allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

créditos foto: www.morguefile.com

Comentarios

  1. Darío: Creo que si esto fuera cierto, no sería más que lo justo, ya que todos estas fortunas existen por los pobres o ¿tú piensas que si la economía estuviera equilibrada habría tantos millonarios?
    Y no es por nada, pero ser adinerado, como ellos, no creo que sea nada envidiable.
    Por ejemplo: si la tía Dorita fuera milloneta, ¿estaría esta tarde lluviosa de sábado, contestando un post de su sobrino?, ¡NOOOO!, lo más probable es que estuviera localizando a sus guaruras (body guards) para ver si la están cuidando con efectividad, pues ayer vio los ojos codiciosos de su sobrino Darío tercero y le puso los pelos de punta cuando le dijo que si se sentía bien, ¿no le habrá puesto "algo" al jugo de naranja que le sirvió? o tal vez esté planeando mandar a que le den matarili. ¡Y nada que vienen los guaruras a pesar de que ya los llamó tres veces!
    ¡Ay, con razón no venían, si cerró con triple llave su recámara!
    Ser millonario/ria te vuelve desconfiado/da, quisquiloso/sa, y te deja con la incertidumbre de si de verdad te quieren o sólamente aman tu dinerito.Además pone a tu familia y a ti en la mira de los secuestros y las extorsiones.
    ¡Que bueno sólo soy una probecita tercermundista!
    ¡Ah y quiéreme por lo que soy(¿que soy?), no por lo que te pueda heredar! ¡Chamaco codicioso!La tía Ku

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  2. yo tambien descreo de tanta belleza. ¡Ahí tiene que haber gato enmochilado!

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  3. Tía Ku: En efecto, no son para nada envidiables las vidas de estos personajes, aunque muchos si los envidian. Evidentemente no es mi caso. Ahora bien, de otro lado te confieso que si tenía la secreta esperanza de heredar algo de tu fortuna, pero veo que ya me has "bajado de ese bus". De modo que te seguiré queriendo por lo que eres. ¡Que es bastante!

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