Pequeñas narraciones intrascendentes XIII


El peatón cuenta que...
I
No me inspiran respeto el uniforme, ni la sotana, ni la corbata "Salvatore Ferragamo". Pero cuando pasa el tren de la sabana por la avenida Ciudad de Quito con su locomotora centenaria resoplando, siento un estremecimiento reverencial que me induce a saludarlo con un torpe gesto militar que el conductor, condescendiente, me responde con su gorra tiznada de hollín, como si conociera desde siempre mi corazón de ferroviario.

II
Por las ventanas del bus destartalado se asoman las caras luminosas de los niños, cautivos en la panza del endriago de lata. El monstruo bufa y exhala su aliento negro, tal si fuera el último estertor. Entonces los niños, aturdidos, se estremecen, como intentando escapar por las heridas de un dragón agonizante.


créditos fotos: www.flickr.com, wikipedia, www.turistren.com.co

Comentarios

  1. Todo parece indicar que el peatón conserva casi intacta su alma de niño. Creo que los trenes ejercen una fascinación indescriptible en las personas sensibles. amí también me encantan.

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  2. Ciertamente, Dolores, desde que ví "La General" de Buster Keaton, ahora años, me enamoré de las locomotoras.

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  5. querido Peatón que nostalgia trajo tu escrito a mi corazón, por aquí ya casi no andan los trenes, crecí frente a una estación rural de trenes, saludos

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