Agradecimiento necesario



Los seres humanos somos desagradecidos por naturaleza. En el mejor de los casos recordamos -de vez en cuando- dar gracias a Dios, o al prójimo en su nombre, por los favores recibidos. En cambio olvidamos con frecuencia  agradecer a los demás seres vivos, y aun a los objetos inertes, las  pequeñas alegrías que nos suscitan  desinteresadamente para mejorar nuestra existencia. Desde luego hay unos pocos congéneres que reconocen el bienestar que nos proporcionan las cosas por su valor de uso, sin  tener en cuenta su valor de cambio. El tuerto López entre ellos: este vate cartagenero se tomó el trabajo de manifestar en uno de sus poemas, el cariño por sus zapatos viejos. Los demás, insisto, somos naturalmente desagradecidos.

Yo, por ejemplo, le debo agradecimiento especial a una mata de uchuva que brotó “espontáneamente” en mi antejardín. Acaso un pájaro frutero transportó la semilla en su pico goloso, o llegó camuflada en un cajón de moras de castilla, de aquellas que cultiva con amor la señora Inés Elvira en Saboya –mora, amor, dulce anagrama-.   La planta en cuestión creció oculta bajo las ruedas delanteras de nuestro carro -que permanece ocioso durante cinco días a la semana, pues abominamos conducir en la ciudad-, de manera que cuando reparamos en ella, ya había fructificado. Eso, hace cerca de un año. Desde entonces la matica nos brindaba permanentemente sus frutillas  amarillas, dulces, ácidas y deliciosas, ya fuera para la mermelada, para las ensaladas o bien para acompañar un trago de aguardiente. 

Sin embargo, para su mal, la plantita creció hasta convertirse en un arbusto que le restaba espacio al automóvil familiar,  conque  tocó decidir entre  la mata de uchuva y el carro.  Yo tomé partido por la uchuva, pero a mi pesar, salió a relucir el valor de cambio del auto, y se afirmó con sensatez que en la calle se lo podían robar, amén de otros argumentos de carácter patrimonial que pesaron más que las campanitas protectoras de las frutillas. 

El  jardinero que viene mensualmente a cortar el pasto se encargó de llevar a cabo la ejecución extrajudicial del arbolito, cuyo único delito fue el de ser un inmigrante ilegal. Pero al igual que el cazador del cuento de Blancanieves, el  jardinero se compadeció de la uchuva, y plantó un piecito de la mata en otro lugar del antejardín. Y ahí estoy yo esperando a ver si pelecha de nuevo. Ojalá que así sea. 

Ustedes me perdonarán, queridos peatones, que les cuente estos asuntos tan triviales mientras el mundo está que se derrumba. Pero esa matica de uchuva fue un poema de ternura y generosidad entre tanta realidad prosaica y terrible. 

créditos foto: www.flikr.com

Comentarios

  1. Darío: Tocas un punto neurálgico para tu tía, pues si hay algo que me duele, es ver mi jardín casi muerto debido a una helada que quemó los hermosos arbustos, mis árbolitos que apenas iban creciendo y mis flores que estaban chulas de bonitas.
    Tuve que mudar algunas macetas para la parte de atrás de mi casa, donde tengo un techo especial de lámina de policarbonato, gracias a la cual puede salvar algunas flores. Lo bueno de la naturaleza es que tarde o temprano se renueva.
    Por lo pronto tengo que conformarme con ver en el jardín, como se enciende noche a noche, la mariposa de luz solar que me traje de Alemania.
    Por cierto, es una paradoja esto de que el mayor productor de Energía Solar sea Alemania. ¿Te imaginas lo que sería para nuestros países esta clase de energía, ya que contamos con sol la mayor parte del año? Pero seguimos con la misma contaminación por causa del petroleo y sus derivados.
    Cariñosamente: Doña Ku

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  2. Por estar comentando otras cosas, me se olvidó decirte que tengo gran aprecio por los hombres y mujeres que son sensibles y que se conmueven con cosas que para otros podrían ser consideradas como intranscendentes, pero no para mi, ya que entiendo muy bien que la naturaleza está llena de mágia que nos asombra y que tiene secretos que nos cuesta asimilar.
    Gracias por agradecer: Doña Ku

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  3. Muy tierna la historia de la uchuva. En la ciudad parecen milagros los brotes de naturaleza que acá, cerca de la selva no apreciamos por ser parte del paisaje.

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  4. lástima de su pasante pàl aguardiente. Ojalá le vuelva a crecer la matica.

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  5. Dora Ku: Yo también admiro a las personas que se untan las manos de tierra, ya sea jornaleando o por gusto. Su relación con el origen es mucho más cercana.

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  6. Dolores: me da gusto saberte de nuevo por estos lados. Por fortuna quedan en Bogotá algunas personas con capacidad de asombro, y otras más líricas aún, que plantan huertas y jardines en sus pequeñas azoteas.

    Don Danilo: En efecto, lo mejor del aguardiente es el pasante y la compañía. Mejor aún si el pasante tiene, además de uchuva, coco, naranja y mango verde.

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  7. Buenos dias y con permiso

    Antes que nada queria agradecerle al señor el gesto, un tanto irresponsable, de seguir un blog tan malo como el mio. Me causa algo de curiosidad al ver la brecha, no solo generacional que nos separa, sino intelectual, pues usted es todo un ilustrado y yo soy...lo que soy!!! Espero no se aburra usted con mis publicaciones, aunque sera algo inevitable dada la naturaleza pauperrima de lo que escribo. Muchas gracias.

    Y en cuanto a esta publicacion: Seria muy interesante si en Colombia empezaramos a crear talleres de desaprendizaje en donde volvieramos a revisar, entre otros, temas tan importantes como el que es mas relevante: Una mata de uchuva o un auto. Parece un tema trivial pero viene aparejado por cuestiones que de una u otra forma reprochan la naturaleza misma del que toma la decision, pues si bien es cierto que la transaccion costo-beneficio demanda gran partido, a veces otras, como una mata de uchuva sin banderas ni pasaportes, no tienen precio. El desaprendizaje del apego a lo material, indiosincracia del pais, abulia mental bogotana, metodos de enseñanza del PEI, colombianidad al palo, serian de gran utilidad para un replanteamiento de la sociedad actual en la que vivimos. (Si, soy sociopata)

    Creo que me extendi demasiado. Gracias y nos estamos leyendo (Tal vez)

    STAROSTA
    (UN PRODUCTO DE SU IMAGINACION)

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  8. Hombre, Starosta, gracias por insuflarle juventud, imaginación y sociopatía a mi blog. De eso se trata. Yo de ilustrado... ni la camiseta. Pero si irresponsable por mantener un blog tan insensato, en detrimento de lo material (el bitute). En efecto, estoy desaprendiendo. Claro que nos estaremos leyendo.

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  9. ¡Hermosa! Es verdad, el agradecimiento es una disciplina que hace falta practicar a diario para no caer en la costumbre de dar por hecho cada uno de los beneficios que nos rodean, incluso en esta ciudad con una gigante nube de polución.
    Cruzaré los dedos para que la noble mata de uchuva siga viviendo a través de su vástago.
    Mmm, ahora me dieron ganas de tener casa con jardín para tener yo también una mata de uchuva. :/

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  10. Hola, mi querida Licuc:

    Tu visita siempre es un aire refrescante. Te cuento que la matica de uchuva ha ganado más adeptos que mi causa sin futuro. Me parece que quedo obligado a contarles lo que suceda con el piecito de la mata. Abrazos.

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  11. hermosa narracion, es hermoso ver como puedes captar la poesia que nos da la naturaleza y recrearla en el papel, muchos de nosotros vamos de afan por el mundo sin percatarnos de los regalos de esperanza que nos da la naturalza para recordarnos lo que es importante, gracias a Dios te tenemos a ti para que nos detengas unos segundos en nuetra atareada vida e inyectes ese poco de esperanza que un dia pasamos por alto.

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  12. Mi adorada Angelita, tu eres la esperanza hecha mujer. Dulce y generosa como la uchuva.

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