Nada como el porro colombiano
Eso comentaba yo hace unos días en el “Salón Málaga” de Medellín mientras disfrutaba con unos amigos una cerveza helada, escuchando la interpretación de ese aire musical colombiano a cargo de un versátil dúo de teclado y guitarra. Una turista española me interpeló para aclararme, muy convencida ella, que el porro californiano es mucho mejor. Ofendido por la ignorancia atrevida de la muchacha en cuanto a nuestro género musical, le insistí en que el porro -como la cumbia-, sólo puede ser colombiano, si bien tiene grandes intérpretes en otros países latinoamericanos. Entonces la españolita se excusó diciéndome que ella se refería a otra cosa. Yo también me sentí avergonzado por mi defensa tan vehemente del porro equivocado, de modo que le ofrecí disculpas, aduciendo torpemente -peor la disculpa que la culpa- que yo de marihuana sé más bien poco.
Pero revisemos el origen de esta confusión tan trivial:
El error, creo yo, provino de mi comentario, como quiera que sobraba el adjetivo “colombiano”, ya que, como se afirmó anteriormente, el porro es colombiano por antonomasia. Sin embargo, llama la atención que el diccionario de la RAE no traiga en ninguna de sus acepciones de porro, la de: Ritmo festivo del Caribe colombiano, de origen indígena y africano, vinculado a la cultura del Sinú. Y en cambio si trae en su tercera acepción la de: “cigarrillo liado, de marihuana, o de hachís mezclado con tabaco”. Comprensible, entonces, la afirmación de la jovencita -que sus razones tendría para ponderar el porro californiano-, y el equivocado era yo, pues de esos porros no conozco, no por mi virtud cardinal de la templanza, que la tengo escasa -debo confesar que me gusta el aguardiente antioqueño-, sino porque nunca me la ofrecieron, y ahora, a las puertas del medio siglo de vida, no voy a empezar a fumarla.
¡Ah! pero el porro sabaneo ...... ese si es una delicia para los oídos, un elíxir para alegrar el alma y un resorte que pone en movimiento hasta las caderas de un tullido. El porro puede ser “tapao” o “palitiao”, o bien fusionado con la cumbia, con la salsa dura y con el jazz, como esa descarga magistral denominada “Mondongo” -diez minutos de sabor-, compuesta, si no estoy mal, por Francisco Paredes e interpretada por los “Corraleros de Majagual”. No en vano las tierras Sinuanas, y en general las playas de nuestro Caribe, han exportado grandes jazzistas iniciados en los sabrosos rítmos costeños, como Justo Almario, Jorge E. Fadul, Julio Arnedo (el padre), Joe Madrid, Armando Manrique (Manricura) y Gabriel Rondón, entre muchos otros músicos del litoral atlántico. En fin, podría extenderme en prosa profana e inútil citando piezas como el pájaro picón, quiero amanecer, golfo de Morrosquillo -de don Pedro Laza y sus Pelayeros-, mi cafetal, don Eliseo o el vaquero. Mas es lo cierto que la música, como el amor, no están para ser definidos, sino para disfrutarlos con el corazón y los sentidos. De modo que comparto con mis queridos colegas peatones un porro que me gusta mucho: "La vaca vieja" de Clímaco Sarmiento, pieza musical interpretada por la orquesta venezolana Billos Caracas boys. Canta Cheo García.
Así las cosas, teniendo en cuenta que en la “Torre de Babel” hispanoamericana, uno nunca sabe si pisa culebra o pisa bejuco, aclaro, para que nadie se llame a engaño, que NO HAY NADA COMO EL PORRO, a secas.
¡No puede ser Darío!, ¡mira cómo me haces comenzar el año!,con una descoyuntura de caderas (que fue lo único que pude mover con eso de la vaca vieja, que espero no sea ninguna alusión personal). Pero bueno, reconozco que no hay cómo un buen porro colombiano.
ResponderEliminarYa te perdoné, y para que veas que no te guardo rencor, te mando la famosa receta de los nopalitos navegantes, que junto con las tortillas, son alimento indispensable para los mexicanos.
Sabrás que en mi país, gracias a los nopales muchos han saciado su hambre, y aún hay lugares en donde subsisten muchas familias con el negocio de los nopales, ya que aparte de comerse, se hacen shampoos, jabones, dulces y hasta se importan al extranjeros en bolsas plásticas o en latas.
Cuando vino mi nieta,que vive en Alemania, se sorprendió mucho cuado vio que su abuela preparaba una receta con nopales, ¡ay tita!, ¿se comen los cactus?, pues si Jessy, esto se come y es rico. Nunca pude lograr que los probara.
Nopales Navegantes
Ingredientes:
Aceite, el necesario
Sal al gusto
Pimienta al gusto
Hojas de epazote
1 ½ kg. de nopales cambray, previamente cocidos
Tortillas de maíz
Queso panela
Adobo:
5 chiles guajillos, asados
6 jitomates suavizados
½ cebolla asada
2 dientes de ajo, asados
Agua, la necesaria
Procedimiento:
Asa los chiles y retira las semillas, en una sartén caliente hasta que suavicen. Asa los jitomates con el ajo y la cebolla. Licua todo con un poco de agua. Pon en una cacerola con un poco de aceite y sazona. Agrega el epazote.
Pica los nopales en julianas no muy delgadas y cuécelos como acostumbras y Agrégalos a la salsa. Acompaña con tortillas.
Un año lleno de delicias comestibles para ti:, te desea tu tía:Doña Ku
!Ay!, tía Ku, qué extraordinario regalo me has dado comenzando el año, con ese hermoso sentido del humor que rezumas. Necesitaba untarme de tu vitalidad para iniciar el 2011 con pie izquierdo -recuerda que soy zurdo-. Aprovecharé estos días de vacaciones para cosechar unos cactus en el desierto de la Tatacoa, a ver si puedo preparar la receta que me regalaste. Un fuerte abrazo.
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