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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Toca indignarse para no morir de sed

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(Humedal "La Conejera", Bogotá, foto de H. Darío Gómez A.) De la basura de un lujoso restaurante de la Zona G -a manera de despensa sucedánea-, un desharrapado rescata una botella de agua “Evian” .  La levanta con desconfianza, la destapa, analiza su contenido con escrúpulo de bacteriólogo, aprueba con desgano el contenido misterioso y procede a escurrir en su boca las últimas gotas del líquido vital importado directamente de Francia.  No muy lejos de allí, al nor-occidente, en la localidad de Suba, un niño se sumerge en las aguas fétidas de la laguna de “Juan Amarillo” para rescatar su balón de fútbol, como lo hicieran siglos atrás sus ancestros Muiscas en el lago sagrado de Tibabuyes para mayor gloria de sus almas.  Y más al sur, donde se encañona el Bacatá, escabulléndose entre los bordes quebrados de la sabana en busca del río madre , los herederos de Bochica contemplamos impotentes la esmirriada cloaca del Salto del Tequendama : el río Bogotá. Desde

Los hombres serpiente

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  ( Paso del Ángel , Boyacá, foto de H. Darío Gómez A.) Somos de la estirpe de la primera mujer.  Los invasores que ingresaron por el norte nos llamaron hombres-serpiente , pero entre los nuestros éramos conocidos como güechas adoradores del agua.  En efecto,  somos los protectores de las lagunas. Desde la cuna fuimos  criados para su adoración y servicio;  somos por virtud de nuestro origen, los  guardianes de la sustancia vital de nuestro pueblo. Los guerreros  incoloros llegaron a la sabana durante el mes del crecimiento del maíz. Por esa época nos ocupábamos en nuestra ceremonia de correr la tierra [1] . Aprovechando nuestra ausencia, los invasores vejaron a l as mujeres de nuestro pueblo que, indefensas, se vieron obligadas a indicarles la ruta del santuario del agua. P ara su propia ruina, los extranjeros lograron encaminarse hacia su objetivo. Nosotros veníamos de las montañas de Pasca trayendo el oro   comerciado con los bravos Sutagaos   por  sal y otr

"Trueque a la plaza en Ingativá"

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“cambio mi vida por lámparas viejas, o por la escala de Jacob, o por su plato de lentejas... ... la cambio por un romance, la cambio por un soneto; por once gatos de Angora, por una copla, por una saeta, por un cantar; por una baraja incompleta; por una faca, por una pipa, por una sambuca... “ León de Greiff En Colombia se acuñó hace más de treinta años el concepto de “nuevos ricos” para referirse a una clase emergente que pelechó a la sombra del narcotráfico y la corrupción. Hoy, sin embargo, como consecuencia del desempleo rampante, y ante la ausencia de políticas gubernativas de apoyo al emprendimiento o al empleo formal y digno, se ha ido desvaneciendo la clase media para dar paso a otra clase social conocida como  “nuevos pobres”. O pobres vergonzantes, como llamaba mi abuela a las personas acomodadas que caían en desgracia financiera de un momento a otro, de suerte que debían acudir a familiares y amigos para solicitar su apoyo en las aulagas, ya fuera

Pequeñas narraciones intrascendentes XIX

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¡Tanta alharaca por unas migajas! El peatón cuenta que...... Pocos maridajes tan afortunados en la vida como el ponqué “Ramo” con leche. Si acaso se le acercan -y eso de lejos- la mogolla chicharrona con “Pony malta” , o el buñuelo con kumis. Quizá sean los recuerdos de la infancia que idealizan ciertas golosinas, pero lo cierto es que no cambiaría, pongamos por caso, un roscón caliente con gaseosa en la puerta de una panadería por un filete de congrio a las finas hierbas con vino blanco en “La mar”. ¡Ah!, pero el ponqué Ramo con leche… Debo confesar que tengo gustos que resultan harto extraños a mi edad. Los viernes por la noche me gusta llegar a la casa, enfundarme en la cama para releer mi colección de cuentos de Tintín, provisto de un vaso de leche y un ponqué Ramo . No me canso de admirar los  dibujos perfectos de Hergé   donde el nivel de detalle de los objetos, sobre todo de los automóviles, es alucinante. ¿Qué me dicen del Buick Super 1.949 rojo conducido