Violinista en el tejado y un perro




A Marc Chagall, y su pintura: “Violinista verde”

¿A qué desolado gueto llevó Eolo las notas verdes de tu violín?
¿Acaso lograste ensartar sus acordes etéreos en la cola de un cometa?

No sé. Pero es seguro que sobre el tejado volaron más lejos los colores del alma,
para derretir la nieve de Vitebsk con tu música de fiesta.

Y he allí que hasta el perro canijo aprobó tu maroma de violinista
sin reprochar tus zapatos dispares,
como único testigo de la esperanza.

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