Animosucción


En reciente publicación restringida al honorable cuerpo médico, el Doctor Elías Foncelet ha expresado temerarias declaraciones tendientes a desvirtuar los beneficios terapéuticos y estéticos de la “liposucción” en el tratamiento de la obesidad. Es más, se ha atrevido a calificar de anodino tal procedimiento que, en su concepto, sólo contribuye a la producción masiva de estrías y frustraciones.

El problema de la gordura, afirma, no está en los tejidos adiposos, sino en las células del alma. Basado en los principios de la medicina hipocrática, especula que si los átomos del alma son redondos y lisos como intuía Parménides -hipótesis que dice haber confirmado-, tales atributos propician una reacción en cadena cuando alguno de los cuatro humores del cuerpo humano – sangre, flema, bilis negra y amarilla- resulta estimulado por la acción de sentimientos de amor, odio, soberbia o perfidia según el temperamento de cada individuo. En buen romance, la teoría del Doctor Foncelet quiere significar que no es la cantidad de calorías consumidas por un sujeto la que determina su gordura, sino la reacción de las células del alma a los diferentes estímulos externos, según su temperamento humoral.

Piénsese por ejemplo en un peatón de tipo sanguíneo que es agredido injustamente por un conductor de bus urbano. El sujeto en cuestión se hincha inmediatamente de la ira, enrojeciendo como un buñuelo en aceite hirviente. -Nótese que hemos utilizado deliberadamente la figura del buñuelo que, para el caso, tiene una alta concentración de calorías, pero no tiene nada que ver con el aumento de volumen del sujeto del ejemplo-. Los flemáticos, por su naturaleza fría y calculadora, son menos proclives a la gordura, pero con dosis suficientes de ironía y desdén pueden inflarse hasta unos niveles inconcebibles. Finalmente está el individuo de temperamento bilioso, es decir, de mala leche. A esta especie pertenecen los sujetos envidiosos, los pérfidos y los traidores. Suelen entregarse estos individuos a rumiar sus envidias, traiciones y deseos de venganza como si para tal efecto tuvieran, como las vacas, cuatro estómagos. Esta actitud les produce un excesivo aumento en el tamaño abdominal, sin perjuicio, claro está, de los pavorosos castigos que les aguardan en el infierno.

Dentro de este contexto, la terapéutica indicada por el Doctor Foncelet para el tratamiento de la obesidad, consiste en la remoción de las células del alma, verdaderas causantes de la gordura insana y antiestética que tanto mortifica al doliente. Tal procedimiento, que el Doctor Foncelet ha dado en llamar “Animosucción”, tiene la virtud de liberar al paciente de las células innecesarias para el cuerpo, con los siguientes beneficios colaterales:

Insensibilidad total, eliminando de tajo las reacciones sanguíneas, biliares y flemáticas a los estímulos humorales, que siempre derivan en la indeseable hinchazón del cuerpo.

Alivio definitivo de los remordimientos, así como de los sentimientos innecesarios de compasión y asco.

Supresión de las dependencias amorosas o afectivas que debilitan al sujeto volviéndolo falible, permeable y altamente vulnerable.

Previendo el posible espionaje científico de las transnacionales farmacéuticas, el Doctor Foncelet no ha querido presentar aún al honorable cuerpo médico los detalles de su procedimiento, actitud un tanto candorosa si se tiene en cuenta que los mercaderes de la salud descubrieron desde hace más de un rato el secreto para suprimir el alma, expediente que hasta ahora solo han aplicado a su propia conveniencia.

Con todo, no es clara la relación de causalidad entre la terapéutica planteada por Foncelet y el adelgazamiento del paciente. Además, resulta poco consistente su teoría de las “reacciones humorales”. Sin embargo, con la supresión de las células del alma, el sujeto queda totalmente insensible, aún a la vergüenza de padecer una obesidad indecente, efecto que al fin de cuentas, si no era el esperado, también le resulta útil.

Comentarios



  1. ¿A que huelen las flores?
    Las flores huelen a romance primaveral…
    Y sus pétalos es la obediencia de tus ojos
    Para admirar la madrugada…
    Cada fin de semana virtual.

    Que tengas
    un precioso día
    sin mediar los enojos.

    María del Carmen

    (Yo que soy tan radical y siempre he dicho que lo que no entra por la boca no se queda!!)

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  2. Interesante el tema, buscare informacion.

    Te dire que seria bueno llerselo a la Nutricionista que visite ayer (por orden médica je je) y al terminar la consulta me despidio diciendome, "tiene que pensar que las pildoras son buenas para la salud", a lo que yo conteste y para los dueños de los laboratorios no????

    Cariños

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  3. jajajaja, bueno Darío pues yo voy a plicar un refrán castizo y famoso: "peor el remedio que la enfermedad", así que mejor gordos, total, la estetica no es tan importante y si no, ¿que fue de aquello de que la belleza está en el interior?

    Mil besitos gordotes

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  4. Un argumento de peso. Además los besos gordotes valen por dos.

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