¡No corra que es peor!



("Habitante de la calle" en el Pasaje Hernández, Bogotá. Foto de H. Darío Gómez A.)

"El que mucho se apura bien poco dura" del Refranero Colombiano del maestro Acuña.


“No corra que es peor”, me apremiaba con sabiduría mi abuela cada vez que salía llorando como alma que lleva el "muán" de los infiernos, después de haberme caído de un árbol o rodado por la escalera de mi casa. “No corra al salir”, reza asimismo la advertencia de las autoridades para la evacuación de lugares con afluencia de público.

Y un consejo así merece tenerse en cuenta para la existencia, más aún en estos tiempos tan “cronométricos”, como diría Julio Cortázar en sus instrucciones para darle cuerda al reloj.  Vivimos con afán, navegamos en esa sustancia espesa que es la vida en función del tiempo que nunca nos alcanza; de manera que debemos comprar minutos -así sea para llamar a un celular- en el quiosco de la esquina.

Por eso insto al ciudadano de a pie: no corra que es peor. No le vaya a pasar lo que a don Lácides Chaparroso,  varón grave y trascendente que tenía por costumbre adelantar su reloj despertador quince minutos para levantarse antes de tiempo y llegar, según él, con quince minutos de antelación a todos sus compromisos. Mas no acató el buen hombre que al adelantar su agenda desafiando a Cronos, todas las citas se le anticiparon, incluida la que tenía con la parca. De esta suerte, se murió Chaparroso quince minutos antes de lo que estaba escrito, esto es, a las doce menos cuarto de la noche de navidad.  Y como corolario de su eficiente anticipo temporal, don Lácides no alcanzó a comer natilla, convirtiéndose así en el primer hombre que se murió la víspera - en contravía del adagio popular-, como quien dice, sin haber disfrutado la cena.

De modo que no corra que es peor. No vaya a salirse del mundo por agarrar la curva a cien.  No tome el atajo peligroso ni cruce la calle con la luz amarilla como un insensato. Camine tranquilamente hacia el trabajo; no se muera –y esto se dice en sentido literal- por arribar antes de lo previsto a esa cita inaplazable -la única que no da espera es otra, ya lo sabemos-, tómese su tiempo para retornar a casa y abandónese más bien a la contemplación de las vitrinas. Quizá pueda encontrar allí esa corbata que lucirá -quién sabe- el día de su matrimonio; o  una muchacha  que le haga juego con la corbata de marras; o la suculenta empanada, en fin, que lo está esperando para celebrar el festín de la gula. Quién quita que con tal desperdicio de tiempo usted logre engañar a la “pelona” que anda por ahí engordando con los minutos de los ahorradores cronométricos de la estirpe del señor Chaparroso.

Comentarios

  1. Sabes que me encanta leerte, y lo repito porque me agrada decirtelo.

    Si, bendito stress que da clientes a ......, no me agrada nombrarla

    Y ataca más a los hombres que mujeres, al menos asi son las estadísticas.

    Vamos varones pensarlo bien, porque estais dejando demasiadas viudas!!!!!

    Y... al pasar de los años nos damos cuenta que fue en balde correr tanto, y disfrutar menos.

    Cariños

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    1. lo triste, abu, es darse cuenta tarde (o no darse cuenta nunca) que de tanto correr no queda sino el cansancio.

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    2. Si lamenablemente y, la sociedad esta orquestada para que los hombres sean simples peones.

      Cariños

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  2. Darío: Los viejos, al final entendemos que de nada nos valió correr, (en mi caso casi siempre llegaba tarde o rayando el caballo) de todos modos el tiempo nos alcanzó.
    Mi fiel Alejandra, esa chica tan buena que me ha acompañado por casi diez años, me dice: "ándele, venga para que le ponga su tinte", Yo, sumisa me siento para someterme al ritual de esconder las canas.
    "Ya ve, ¡nomás mire que guapa quedó!", dice optimista,después del riguroso lavado de cabello.
    Por no dejar,me examino atentamente en el espejo y digo: "¡ay Ale, mañana mismo vamos a que te hagan la nueva graduación de tus anteojos!"
    Saluditos sobrino: Doña Ku

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    1. "viejos los cerros y aún reverdecen". Tu eres mi tía "mataaños", eternamente joven en cuerpo y alma, con canas o sin ellas. Y no me vengas a decir que me tienen que graduar los anteojos del alma. Besos.

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  3. sabes querido amigo que soy como el personaje de tu escrito, adelanto los relojes para llegar a tiempo, nunca se me habia ocurrido semejante cosa con la "pelona"...
    aunque creo que la desorienté varias veces, creo que vino a buscarme y no me encontró jajaja
    saludos querido amigo mio

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    1. Y no te va aencontrar en mucho tiempo, querida Amalia. Rebosas vitalidad y ternura y eso espanta cualquier sombra. Un fuerte abrazo, amiga.

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  4. Cuando paso a visitarte me crezco con los textos encontrados, que son el archivo de las vivencias, poesías o momentos de un trayecto de vida, que con ayuda del recuerdo han regresado al presente recobrando protagonismo.

    Siendo hoy uno de esos momentos, que cuando me valla, me llevaré ese buen sabor en la comisura de los labios, porque has sabido aderezarlos con la textura de las palabras…

    Un feliz viernes ya casi fin de semana te deseo, algo que siempre se espera con ansiedad para dedicárselo a diferentes prioridades que se van posponiendo.

    Un beso tan profundo
    Como el sentimiento
    Del aprecio
    Que nos ha unido.
    María del Carmen

    (Las prisas se tienen de joven t regresan a edades adultas...
    Y aun sabiéndas se continua...)


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  5. jajajaja, pues a mí me temo no me va a encontrar la parca antes de mi hora, porque ni adelanto relojes (que cosa más insensata, por Dios), ni suelo cumplir con el dicho de "a puntualidad suiza", más bien me retraso unos minutillos, porque ¿qué quieres que te diga? es generoso -a la par que discreto-, llegar un pelín después de lo acordado, dando tiempo al tiempo, y serenidad a todo preparativo. En Sevilla se dice "no corras, que correr es de cobardes" jajajaja.

    Mil besitos gordotes

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  6. Y se me quedó en el tintero lo de la foto Darío, es impactante e inquietante... esos apenas adolescentes de Medellín con el estigma tatuado/rapado en la cabeza, uf!, no se les ve la cara pero son niños, no dejan de ser niños. Es una muy buena foto, porque para nada deja indiferente los sentimientos.
    Otros mil besitos gordotes

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    1. Si, niños que ya tienen metida en la cabeza la marca del "sueño americano" del consumismo. ¡Qué horror!. Besos, mujé.

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  7. Muy merecido, amiga María del Carmen. Quedo expectante de tu regreso. Exitos.

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