Perdido

 (Callejón del pasaje Hernández, Bogotá. Foto de H. Darío Gómez A.)

“Porque soy callejero, no te puedo querer…”
"Soy Callejero", canción en ritmo de salsa de Willie Rosario. Canta: Pupy Cantor


H. Darío Gómez A.

La calle tendió -coqueta- sus extremidades
y me indicó el camino sensual de su contingencia;
mis pies siguieron el trazo deleznable
de incógnitas pisadas precedentes
hasta el reino enervado del murmullo.
 

El horizonte abrió de golpe sus ventanas arreboladas
y se coló la noche en los sórdidos locales.
Detuve entonces mis pasos para contemplar el infinito
que se estrellaba, impotente,
contra el muro del callejón.
 

“Es el fin”, conjeturé perplejo, y regresé sobre mis huellas
para recuperar la mezquina compañía del tráfico noctámbulo,
acaso huyendo de un romance furtivo
con la eternidad.

Comentarios

  1. Esos callejones cómplices.
    De niña vivi a media cuadra de uno y las tardes se poblaban de niños jugando, grato recuerdo.

    Estimado Dario, suelo poner Sigue acá cuando derivo a los otros dos blogs.
    Tercera edad una realidad y La Nueva Union.
    Mi blog principal es el que tiene todos esos chiches nuevos como saber cuantos me visitan diariamente y de donde.
    A los otros los deje sencillitos nomas!!!!, de ahi ese sigue acá.

    Cariños

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los callejones del centro de la ciudad ya no son tan seguros. Y a ciertas horas son definitivamente peligrosos. Los tiempos han cambiado. Sin embargo, siguen teniendo un extraño encanto. Saludos.

      Eliminar
  2. Es que a mi edad, gratisimo Amigo, esta abu se remonta en el tiempo en recuerdos gratos.

    Hoy día en ningun callejon podría transitar.

    Cariños

    ResponderEliminar
  3. webwinkel beginnen informatie webwinkel beginnen tips

    Here is my homepage www.nuwebwinkelbeginnen.nl

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cien años del barrio San francisco Javier de Bogotá, AMDG

De Boyacá en los campos… el tejo, nuestro deporte nacional

Bulevar Niza cambió sus gratas terrazas por más locales comerciales