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Mostrando entradas de febrero, 2013

El "suicidio" de Angélica

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Una flor para Angélica. (Foto de H. Darío Gómez A.) Si nos atenemos a los comunicados oficiales, la nueva modalidad de ejecución sumaria de las defensoras de los derechos humanos en Colombia es el “suicidio” obligatorio. Con ligereza irresponsable, el comandante de policía y el alcalde de Codazzi (Cesar) se apresuraron a informar que la activista a favor de los desplazados, Angélica Bello, se disparó en su casa con el arma de dotación que un miembro de su escolta dejó en su habitación. ¿Algún día sabremos la verdad? Sea como fuere, a pesar de haber sido víctima de todas las formas posibles de violencia contra las mujeres (asesinato de sus familiares, desplazamiento forzado, violación, secuestro y violación de sus hijas por un grupo paramilitar, en fin), a Angélica le alcanzó la entereza (y la vida) para convertirse en defensora de los derechos de la mujer, lo que le valió la persecución de las fuerzas oscuras que medran en este país olvidado de Dios. Hasta que la mataron.

Reivindicación del viajante de comercio

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(Caminante. Foto de H. Darío Gómez A.) No hablaré de Willy Loman, el frustrado viajante de comercio que nos pintó Arthur Miller con su pluma nihilista (sus razones tendría). No. Hablaré de esa criatura singular que es nuestro agente viajero del trópico, ya sea un visitador médico o un cacharrero: es un tipo más positivo que Loman, sin duda, un explorador nato, un animal ubicuo que no forma parte del paisaje pero lo modifica; aunque (hay que decirlo) no siempre para bien.  Lo cierto es que desde antiguo ha habido viajeros con fines comerciales: Un tal Heródoto de Halicarnaso que exploró las tierras de Egipto, donde afirmó haber visto animales sin cabeza y con los ojos en el lomo; Fa-Hian, un monje chino que encontró en las nieves perpetuas de Afganistán, al occidente del imperio, dragones viperinos y otros animales fantásticos; o bien el legendario Cosmas Indicopleustes, marino de Alejandría, que demostró en su “Topografía cristiana del universo”, sin error aparente, que la

Diatriba contra los apolíticos

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(Discusión de la decisión del árbitro. Juego de beisbol en la Boquilla, Cartagena, Colombia . Foto de H. Darío Gómez) “Lo primero que un ciudadano necesita tener es civismo, y no puede haber patria, verdadera patria, donde los ciu­dadanos no se preocupan de los problemas políticos”. Miguel de Unamuno, “Los antipoliticistas” Con ocasión de los escándalos protagonizados por nuestra roñosa clase política, mi colega Wilson,   gestor cultural (cuyo trabajo persistente es digno de encomio), me envía un pensamiento de Bertolt Brecht que deseo compartir con ustedes habida consideración de su indiscutible vigencia: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que

Agradecimiento de un troglodita

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  Soy un recién llegado al mundo esotérico del blog. Y como a todo neófito le ocurre, la ignorancia supina me impide entender que escribir para un blog no es lo mismo que escribir textos para ser leídos en papel, menos aún la aburrida prosa jurídica que a diario debo machacar por razón del oficio. Sin embargo, mi joven amiga Licuc, excelente “bloguera” si se me permite el término, me hizo caer en cuenta de mi error de una manera franca, leal, digamos, descarnada (sin considerar las sutilezas debidas al medio siglo de edad que llevo encima), cuando me dijo que mi blog es interesante, pero los textos son a veces muy pesados, más adecuados, a lo sumo, para las publicaciones tradicionales. Me indicó asimismo que debía cambiar la plantilla con fondo negro que tenía, pues “es horrible leer letra clara sobre fondo oscuro” . Eso ya se hizo. Finalmente me aconsejó incluir información audiovisual, uno que otro podcast , por ejemplo. Lo intentaré. Por lo demás, sobra decir que acaté a raj

Vanity fair en Usaquén

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(Juegos pirotécnicos en Bogotá. Foto de H. Darío Gómez A.)   Tomo prestado el nombre de la famosa revista del corazón, sin ánimo de banalizar el glamour, y con la esperanza de no ser demandado por el uso "indecoroso" de su marca registrada. Pero es que, al fin de cuentas, la vanidad es patrimonio de la humanidad, además de estar muy de moda por estos días en Usaquén, mi barrio.   Allí los lujosos restaurantes de autor se han convertido en enormes vitrinas a donde acude la gente chic de Bogotá, no tanto para disfrutar de la buena comida, como para que la vean comer.  Sin embargo, tan presuntuosa afectación tiene sus inconvenientes: no siempre sus espectadores son trabajadores honrados, que, de paso hacia los restaurantes populares, tragan saliva al contemplar las viandas que disfrutan los comensales que exhiben sin pudor su riqueza ante la galería. Sucede que de golpe, un desharrapado (sin nada que perder) se acerca a la enorme vitrina donde una mujer elegante y