Mis tres tristes trajes



En el armario de mi cuarto,
dispuestos en fila india
como ahorcados sin fórmula de juicio,
cuelgan mis tres tristes trajes.

Penden de ganchos olorosos a pino,
olvidados junto a la corbata Hermès
y la camisa Van Heusen,
desde que renuncié a ser un maniquí de paño.

Allí suspendidos, lucen acartonados,
circunspectos, graves y trascendentes,
como invadidos por la rigidez cadavérica
que les causa mi abandono.

Comentarios

  1. Nos vestimos para la ocasion o....la ocasion nos viste ????
    Grato leerte
    Cariños

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    Respuestas
    1. en tratándose del trabajo, la ocasión, por fuerza de la convención, nos viste, querida Abu. En mi caso, el traje y la corbata son el overol del letrado.

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  2. ¡¡¡Genial!!!
    El titulo engancha y los versos suenan rotundos y llenos de contenido. Ser uno mismo, ajeno a las apariencias.
    Un abrazo desde esta orilla.

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