Los niños siempre nos sorprenden

(El peatón, basquetbolista en ciernes. Foto familiar por allá en los sesentas)

El peatón cuenta que…

Los niños siempre nos sorprenden con sus preguntas.

Esta mañana escuché a uno que le preguntaba a su mamá a dónde iría si él fuera una silla. Ante esa pregunta tan metafísica, la pobre mujer, perpleja, no supo que contestar. Yo también me quedé pensando en lo que podría responderle al chiquitín, en caso de ser su madre; y sólo hallé la clave en los consejos del maestro Gianni Rodari.

Le hubiera respondido, quizás, que el destino de la silla depende de la familia a la que pertenece. Si fuera, por ejemplo, de la familia generosa de los muebles de comedor, iría con su madre, la mesa, su padre, el escaparate, y sus hermanas sillas a un salón cerca de la cocina para compartir los alimentos. Si, por el contrario, fuera la silla de una entidad financiera, no sería una silla sino la pretenciosa banca de un banco e iría a la sala de espera de la institución junto a otras bancas frías, despedidoras y tacañas donde las haya, incapaces de brindar algo de comodidad sin cobrar por el servicio anticipadamente. Pero si acaso fuera la silla de una oficina gubernativa no iría a ninguna parte, pues se perdería en un laberinto o caería en las trampas de la burocracia antes de poder llegar a algún sitio.

En fin, es lo que hubiera querido responderle al chiquitín y no hice por respeto a su mamá. Agradecí en todo caso al maestro Rodari por no alejarme del disparate antes de asumir una semana laboral grave y trascendente, con actitud de letrado, como corresponde.


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