"Siempre el coraje es mejor, la esperanza nunca es vana"
(Foto de Rafael Gómez Bedoya)
Dice Alberto Salcedo Ramos que la música nos ayuda
a encontrar esos parientes que no nos llegan por vía sanguínea sino a través
del sentimiento. Y, en efecto, cuando escucho mis canciones predilectas no
puedo menos que sentir empatía por
ciertos personajes tan variopintos que
forman un arcoíris de valores. Así pasa con los colombianos. Somos de
muchas índoles; algunos más cerca de la corrección, otros más lejos de ella,
pero capaces de sacar lo mejor de nosotros cuando toca. Y ahora si que nos toca
hacerlo para que no se extinga la esperanza de vivir en paz.
Necesitamos
el tesón del temible Pedro Albundia, cuyos remos producían un melódico rugir de
hermosa cumbia. Requerimos el valor y la templanza de Jacinto Chiclana, alto y
cabal, con el alma comedida, capaz de no alzar la voz y de jugarse la vida. Se
precisan el estoicismo y la dignidad del aromo, ese árbol que nació en un rajón
por su mala estrella, y en vez de morirse triste se hace flores de sus penas.
José
Barros, Jorge Luis Borges y Atahualpa Yupanqui relataron sus gestas A nosotros nos corresponde seguir su ejemplo.
“(…
)Siempre el coraje es mejor
la
esperanza nunca es vana
(…)”
J.L. Borges
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