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Mostrando entradas de marzo, 2016

Optimismo

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De cara a la firma de la paz, ratifico mi optimismo.  Nadie se llame a engaño:  “no hay almuerzo gratis”  (como aseguran los economistas neoliberales),   y el hombre es lobo del hombre, si se quiere, como reza el necio precepto. Pero lo importante no es la ley sino sus herméticas excepciones, sus exiguas confirmaciones reducidas a pequeñas gotas de esperanza por el autoclave manchesteriano. Ocurren a veces incidentes generosos que no corresponden al azar,  ni a la gazmoña caridad del poderoso,  y he aquí que uno se reconcilia con la raza de los bípedos "pensantes" cuando presencia una mano extendida al condenado o cuando escucha la voz prestada sin interés a quien le negaron el crédito de sus palabras. Uno se conmueve, qué sé yo, con los proyectos para colorear los mapas del despojo, no con la hemoglobina de sus hijos, sino con pinturas de maíz y secreciones nutritivas de ganado manso  para mitigar su angustia inveterada: si, me refiero a l

El viento lo dijo

A ratos suelo pensar una verdad sin reproche: pasar en vela la noche no equivale a madrugar. También suelo argumentar cuando estoy de buen humor otra verdad de cantor ligada a sus pareceres: conocer muchas mujeres no es conocer el amor Décma de Manuel Mejía Vallejo

Hasta siempre, padre Javier

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(Foto extractada de El Tiempo) “Luto por muerte del padre que ayudó a los niños y jóvenes de la calle El padre Javier de Nicoló murió a las 11 de la noche de este martes, informó la Comunidad Salesiana., El Tiempo, miércoles 23 de marzo de 2016” Por: H. Darío Gómez A. Se nos murió el padre Javier de Nicoló. Este buen salesiano, por más señas italiano, de la estirpe de Don Bosco, hizo más por la juventud desamparada de Bogotá durante los últimos cincuenta años, que todos los gobiernos de la ciudad en su historia republicana. Sin embargo, algún burócrata de turno decidió un día apropiarse de su obra, el IDIPRON (Instituto Distrital de la Protección de la niñez y la juventud), quizás para lucrarse de los réditos políticos que produce tan importante obra social. Más, es lo cierto que del fango (de la corrupción y el escándalo) develado por estos días en la iglesia católica mundial por cuenta de algunos de sus representantes terrenales, surgió como una hermosa flor

Décima de nuestra política de fronteras.

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Comentario rimado a mala noticia  (Mar Caribe colombiano. Foto de H. Darío Gómez A.) EL ESPECTADOR, MARZO 17 DE 2015 "La Corte Internacional de Justicia se declaró competente sobre dos nuevas demandas de Managua Los errores de Colombia ante la CIJ son políticos, no jurídicos No comparecer ante el tribunal internacional en los dos nuevos procesos que se abren contra Nicaragua podría resultar más costoso para Colombia." Abandonada   la raya por los gobiernos centrales, arriesgamos nuestros mares en un litigio en la Haya. Que vaina! no hay quién vaya. ¿Quién será de la patria adalid que defienda en franca lid nuestro mar territorial, con un sesudo memorial? No, no hay nadie, mejor huid.

Teresa de Calcuta: ni premio Nobel ni santoral católico

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FOTO EFE "Canonización de la madre Teresa de Calcuta será en septiembre El papa Francisco decretó que sea el 4 de ese mes. Aún no se conoce dónde se realizará la ceremonia. Por:  ELTIEMPO.COM |   8:09 a.m. | 15 de marzo de 2016" Personalmente, no creo en santos ni me convence la infalibilidad del ser humano. Pero si me fuera dado premiar a una persona que represente el compendio de los valores de la compasión, la solidaridad, la opción por los desamparados, en fin, el amor al prójimo, no dudaría en otorgarlo a la Madre Teresa de Calcuta. De hecho, esta buena mujer recibió en vida el Premio Nobel de la Paz, en 1979, premio que, a juzgar por las obras de otros ganadores del mismo, como el nefando Henry Kissinger, envilece a sus beneficiarios. Y ahora la iglesia católica, con criterio parecido al Nobel, la va a erigir en santa por unos supuestos milagros, un par de sanaciones demostradas en engorroso proceso canónico digno de mejor causa. Pero resulta q

De héroes insospechados y clandestinos

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No soy nadie para juzgar virtudes, pero sé reconocerlas. Lo anterior, sin perjuicio de mi desconfianza patológica de los filántropos de cartón piedra y mi repugnancia por la manida responsabilidad social empresarial que se preocupa más del fariseísmo mediático que del impacto efectivo de sus obritas de caridad. Aprecio, eso sí, las historias de vida de los héroes insospechados que, por clandestinos y comunes, son inocentes de su propia grandeza. De tal índole es la historia de un paisano que conocí en mi breve exilio de hace unos años, que tenía por oficio la ornamentación en metal. Sin embargo, los fines de semana el sujeto en cuestión hacía por encargo videos (acaso no muy profesionales) de bautizos, matrimonios y primeras comuniones en los barrios populares. Este buen hombre me decía con candorosa socarronería que su trabajo ocasional consistía en inmortalizar para sus clientes el paraíso de papel festón alquilado por horas en un salón comunal.  Se me ocurre que un