Para visitar a mi hija se requieren dos visas.

(En el tren de seis. Foto de Angela Gómez) El amable lector que se acerca a este blog, más por solidaridad generacional que por gusto, es decir, para contribuir a que mi autoestima no se baje más ante la falta de “likes” en el Facebook (hay estudios que demuestran una clara relación de causalidad entre la depresión y la falta de likes), habrá notado que la mayor parte de las publicaciones que hago se refieren a viajes, generalmente hechos a pie, habida consideración de la escasez de recursos para realizarlos por otros medios de locomoción. Pero a veces realizo algunos periplos trasatlánticos para visitar a mi hija que es la luz de mis ojos, lo cual requiere algo más que buena voluntad, disposición física y unos buenos zapatos para caminar. Me refiero a las visas. Sería interesante saber cuáles son los verdaderos criterios de las autoridades de inmigración de un país para otorgar o negar el permiso de entrada a su territorio. Evidentemente nadie es tan estúpido como para acep...