Ataúd comunitario

Por estos días se presenta en el parqueadero de Unicentro una exposición algo perturbadora para mi sensibilidad de peatón. Bajo el sugestivo nombre, "Bodies" (cadáveres, según la tercera acepción del diccionario Oxford, acaso la más acertada para el contexto), el espectáculo exhibe los cuerpos embalsamados de seres humanos que, a diferencia del museo de cera de madame Tussauds, son de verdad. Como quien dice, seres de carne y hueso, o mejor, seres de músculos, tejidos óseos, nervios y tendones inertes pero inmortalizados con una técnica novedosa que resalta las texturas, ya no digamos para servir a la educación de galenos imberbes y abogados criminalistas, sino para solaz de los diletantes que cuentan con dinerillo para pagar la entrada. Entonces me puse a pensar que algo en plata vale el cuerpo después de muerto, más todavía en este país donde la vida no vale nada o casi nada. Recordé asimismo que hace veinticinco años el país se escandalizó con la noticia...