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Mostrando entradas de mayo, 2010

Recetario del rebusque II

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GLOSARIO El diccionario de la Real Academia Española define “rebusque”, en su segunda acepción, como una ”solución ocasional e ingeniosa con que se resuelve una dificultad” . Este americanismo, (porque el término no podía provenir de otra parte sino de este tercer mundo latinoamericano donde cunden las carencias y los afanes), también significa la acción y efecto de “rebuscársela”, es decir, no dejarse uno morir de hambre permaneciendo con los brazos cruzados. En general, los colombianos somos rebuscadores. Claro está que hay algunas excepciones. Mi padre me contaba que en Medellín había un tipo tan perezoso, que con tal de no hacer nada se acostó en un ataúd para dejarse morir de hambre, y pidió que lo llevaran a enterrar. Cuando avanzaba el cortejo fúnebre hacia el cementerio, una dama se compadeció del hombre y le ofreció regalarle una ración semanal de maíz para su alimento, a fin de que desistiera de su absurdo empeño. El hombre le preguntó: - ¿y lo da pilao? -

Guía zurda de Bogotá IV

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Don Julio, el fotógrafo de la Plaza de Lourdes (1999) Don Julio es el fotógrafo emblemático de la Plaza de Lourdes. Entre “hippies” cincuentones pasados de moda, hombres-árbol que venden algodón de dulce, indios pieles rojas aclimatados en el cono sur y hermosas gitanas de alguna tribu Rom sobrevive, imperturbable, la cámara “Kodak al minuto” de don Julio.   Allí se comercian joyas de plata y bisutería, se venden globos y ringletes multicolores, se danza la invocación a la lluvia, se cuentan cuentos, se dice la buena ventura y, claro está, se hacen fotografías, -con palomas o sin ellas-. La iglesia de Nuestra Señora de Lourdes contempla impasible el panorama, como si sus grandes vitrales alemanes, su torre cuadrangular, la ornamentación de sus cornisas y sus arcos de ojiva estilo gótico, fueran dignos de mejor compañía. Sobrevive allí también don Julio, hombre casi centenario como su cámara “foto agüita”, pero enamorado del oficio. Este

Recetario del rebusque I

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¿Quién de ustedes, lectores de pata al suelo, no ha llegado alguna vez hambriento al hogar y ha encontrado con desconsuelo la alacena prácticamente vacía, si acaso con un poco de harina de trigo en el fondo del anaquel y unos ajos enraizados en el entrepaño; y ni que decir de la nevera vergonzante, mostrando sus bandejas impúdicamente desnudas donde yace una cebolla moribunda que nos revela su estado terminal con sólo abrir la puerta? Pues bien, la cosa es más común de lo que quisiéramos aceptar en estos tiempos de avaricia y corrupción, y no me refiero a las hambrunas infames e inaceptables que agobian a los más vulnerables y desposeídos, sino a las pequeñas aulagas que, en comparación, tenemos que padecer los peatones hacia el final de cada mes. Pero como se trata de buscar soluciones alternativas a la cuestión alimentaria sin perder la poca energía que nos resta echando “vainazos” al gobierno, propongo este humilde recetario del rebusque para ayudar a mitigar el hambre del

¡ JUST DO IT !

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Foto de Alejandro Gómez Bedoya, Medellín, Diciembre de 2.009 "NADIE NOS QUITA DE LA CABEZA ESA MARCA"

Guía zurda de Bogotá III

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(Café "El Pentágono", centro de Bogotá. Foto de H. Darío Gómez A.)  Los cafetines de la novena: herencia de la calle de Florián Bogotá está ubicada 2.600 metros más cerca de las estrellas según dice el eslogan de las guías turísticas. Treinta escalones más abajo está el subfondo: en el sótano de la bolera de San Francisco, en los bajos de los cafetines cercanos a la Avenida Jiménez con novena que constituyen el ágora de nuestro subsuelo. Sobre estos últimos vale la pena mencionar que son, a mi juicio, herederos de los establecimientos “non sanctos” de la primera mitad del siglo pasado. Efectivamente muy cerca de allí, en la carrera octava entre calles 11 y 12 quedaba la calle de Florián, sitio de perdición que inspiró a más de un vate de cafetín, generalmente estudiante de provincia, a escribir sonetos ocurrentes como este, cuyo autor desconozco, pero que me refirió alguna vez mi amigo Rodrigo Peláez, y que he intentado reconstruir en mi memo

Guía zurda de Bogotá II

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Untándose de naturaleza por los humedales "Coronaba los montes y las altas cumbres la infinita gente que corría la tierra, encontrándose los unos con los otros; porque salían del valle de Ubaque y toda aquella tierra con la gente de la sabana grande de Bogotá, comenzaban la estación desde la Laguna de Ubaque. La gente de Guatavita y toda la demás de aquellos valles, y los que venían de la jurisdicción de Tunja, vasallos de Ramiriquí, la comenzaban desde la laguna grande de Guatavita; por manera que estos santuarios se habían de visitar dos veces. Solía durar la fuerza de esta fiesta veinte días y más, conforme el tiempo daba lugar, con grandes ritos y ceremonias; y en particular tenían uno de donde le venía al Demonio su granjería, demás que todo lo que se hacía era en su servicio." Don Juan Rodríguez Freyle, tomado de "El Carnero" Soy un caminante inveterado e impenitente perdido en una ciudad de ocho millones de almas; o como decía San Agustín,