Tipología del cafre bogotano I
“…conozco al tramposo cuando oigo su idioma, al monje en el hábito y al pillo en la broma, conozco en el velo a la monja así mismo, y el vino en el vaso cuando otro lo toma. Lo conozco todo, excepto a mi mismo.” Balada sobre mínimos temas, Francois Villon Para que el presente escrito sea políticamente correcto, conviene decir que no todos los bogotanos somos cafres. Eso es evidente. Más aún, somos reconocidos como personas amables. Pero que los hay, los hay, y lamentablemente nos dejan a los demás capitalinos como un zapato. Sobre todo en estos tiempos en que no cunde la solidaridad -fenómeno típico de las grandes ciudades-. No en balde el maestro Darío Echandía sentenció hace algo más de medio siglo que el nuestro es un país de cafres. De manera que como bogotanos debemos asumir con dignidad esta condición, y si no tenemos remedio, al menos debemos ser cafres competentes. Si usted aún no es un cafre declarado, anímese, aquí le daremos unos cuantos...