Juego de palabras

Yo, francamente, supe hasta hace pocos años que el juego de palabras que utilizaba mi padre por chacota, para ponernos a pensar, se llama jitanjáfora. Es una figura gramatical que trastoca de manera deliberada las palabras para obtener un significado absurdo. Este artificio retórico aprovecha convenientemente el disparate y, en tal virtud, es caro a los niños que lo disfrutan más que la aburrida semántica. Según los entendidos, “una variante de este recurso vanguardista, consiste en alterar la morfología de las palabras dislocando sus morfemas y pasándolos a otras palabras adyacentes”. ¡Ah, caramba! En nuestra querida patria, un viejito que como estadista fue buen escritor (en su gobierno perdimos a Panamá mientras el rimaba de lo lindo), por buen nombre José Manuel Marroquín ( 1827-1908) , cultivó el juego de palabras en la modalidad antedicha. De su puño y letra es conocida la siguiente jitanjáfora: La Serenata “ Ahora que los ladros pe...