Canción del retorno
Por H. Darío Gómez A.
(Manigua de Taboga. Foto de H. Darío Gómez A.)
Arrulló la impetuosa manigua
Mi juventud bordada por la vorágine.
Y hoy que convalezco
Allende el límite del océano vegetal,
Sus murmullos traicionados me llegan
Como las voces de las sirenas verdes
Que perdieron al inefable Arturo Cova.
¡Basta de hormigón armado!
Prefiero vivir al filo de la selva desdeñosa
A extinguirme de abatimiento (como un dinosaurio)
En las entrañas bituminosas del asfalto.
Si las ciudades fueran más habitables, más humanas, más verdes, más ecológicas, no nos veriamos añorando en ocasiones la manigua (palabra que no conocía y que he encontrado en el diccionario de la RAE).
ResponderEliminarEl asfalto es cada vez menos soportable, pero cuesta poco, en nuestro caso, "asomarse" al verde del arbolado o al azul del mar.
Un afectuoso saludo.
Misteriosa y hermosa palabra, ¿verdad, querida Chela?
EliminarDarío: viendo la destrucción que, a su paso, dejaron los huracanes Manuel e Ingrid, tanto el el Pacífico, como en el Golfo, y , sobretodo, viendo como el agua partió las carreteras y se llevó los puentes que comunicaban pueblo con pueblo. Me dio por pensar en si, de repente, la naturaleza se vengará por lo que hace el hombre para su beneficio al devastar selvas y bosques.
ResponderEliminarSiempre he creído que, aunque me he servido de las carreteras y los puentes, sé que estos son las heridas de la tierra.
Recibe mi cariño y respeto por tu buenas letras: La tía Ku
Si, señora, son cicatrices que, como en nuestra costa atlantica, condenan a muerte a los manglares. Gracias por tus palabras tan sentidas, tía.
Eliminarpienso como nuestra querida amiga Dora Ku, el progreso arrasa los bosques y también a los seres que están en él, saludos querido Peaton
ResponderEliminarCuando el progreso es insensato (como pasa), en efecto, acaba con casi todo. Saludos, querida Amalia.
EliminarA veces se puedo otras no, tengo un hijo que con su familia se fueron para las sierras.
ResponderEliminarY van cambiando al andar.
Cariños y buena semana
Te cuento, Martha, que yo tengo ese mismo plan previsto. No me imagino asfixiado en la urbe.
Eliminar!Que bonito poema, -y sentimiento-!... lo comparto, !y quién no!; en el mediterraneo español da penita ver las costas plagadas hasta la saciedad de edificaciones agresivas con todo (con el entorno, con el paisaje, con los hábitats de especies animales y vegetales, con los usos tradicionales, etc), que florecieron por mor de la especulación urbanistica y siguen en florecimiento porque el negocio destructivo del asfalto lamentablemente es muy rentable.... en América, donde la naturaleza es mucho más magestuosa, ya me puedo imaginar la agresión brutal: Es triste, pero los humanos, por acción y por omisión somos los más depredadores de entre los depredadores, con nuestros entornos naturales; y lo peor y aún más triste que todo, es que tengo la absoluta certeza de que seguirá comiéndonos el hormigón armao
ResponderEliminarMil besitos gordotes
¡Ay, mi Alicia, cómo me gusta leerte! Ya hasta escucho en tus letras ese hermoso acento cantao. Un besote, amiga.
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