Arrebol taurino

(Créditos foto: www.morguefile.com, Jetolla)

Son las cinco en punto de la tarde.

La Plaza de Toros tiene aforo completo. Un torero arremete con su estoque contra el astado que bufa iracundo, como presintiendo el final del juego sangriento. Salta entonces un chisguete carmesí que se mimetiza en la arena, mientras el animal, ebrio de muerte, comienza a dar tumbos.

Una hermosa mujer del palco de sombra, toda vestida de grana, vocifera a rabiar: ¡Qué estocada tan preciosa, mataor!

Y cae pesadamente el valiente miura, haciendo retumbar la tarde aldeana.

Yo no veo nada hermoso en ese rito crudelísimo. Supongo que a eso es a lo que deben llamar: "estética de la muerte"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cien años del barrio San francisco Javier de Bogotá, AMDG

De Boyacá en los campos… el tejo, nuestro deporte nacional

Bulevar Niza cambió sus gratas terrazas por más locales comerciales