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Mostrando entradas de enero, 2016

La ciencia de contar la ciencia

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(Foto de Alejandro Gómez B.) Bien se sabe por los textos de astronomía que eso que llamamos  tierra es una pelota medio desinflada en los polos que gira alrededor del sol a una distancia media de ciento cincuenta millones de kilómetros y que alrededor  suyo gira, a su vez, un pequeño satélite, la luna,  a la que los perros ladran con tozudez digna de mejor causa creyendo –los pobres- que es un enorme queso gruyere  suspendido en el cosmos a una distancia media de trescientos setenta y cinco mil kilómetros. Todo eso está muy bien cuando se tiene el libro de geografía abierto. Pero cuando toca recitar la lección en el tablero, un sujeto desmemoriado como yo empieza a padecer erisipela, transpira profusamente y no acierta sino a emitir sonidos inarticulados parecidos a los de una oca. Así, entre mi gusto por la geografía y el terror por la picota pública transcurría mi clase con el profesor Lizcano, en el  colegio Calasanz, hasta que  el maestro Próspero Pinedo

De Boyacá en los campos… el tejo, nuestro deporte nacional

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(foto de inciclopidia.wiki.com) Tengo varias frustraciones en la vida: una de ellas es que nunca aprendí a chiflar; otra,   no saber jugar al tejo. Por cuenta de la primera fui un marginado social durante la infancia, pues todos mis amigos sabían chiflar; y por la misma causa creo haber perdido (hasta el día de hoy) más de doscientos autobuses que hubiera podido parar a la distancia con el recurso infalible del chiflido. Ahora bien, en cuanto a la segunda, lo de no saber jugar al tejo, es una frustración más esotérica si se quiere, por sus implicaciones prácticas en la vida y por el hecho, acaso banal, de ser considerado el deporte nacional de mi patria, por ley de la República. Me explico: el jugador de tejo, más aun si es el careador (o sea, el duro), tiene una destreza envidiable para lanzar el tejo (un disco metálico parecido a un pequeño ovni) y dar justo en el bocín (un tubo metálico enterrado en arcilla y coronado por mechas de pólvora que estallan al primer impact