Vigencia del "western" en Colombia

Adoro el Western . Y a despecho de sus detractores, este delicioso género cinematográfico no morirá, al menos mientras viva ese gigante de rostro pétreo y mirada insondable llamado Clint Eastwood. Siempre llevaré conmigo la imagen del pistolero sin nombre -el bueno de la trilogía del dólar de Leone- que comparte su cigarro con un soldado moribundo, víctima de la absurda –como todas- guerra de secesión. Los sábados por la tarde suelo encerrarme a ver mis películas del oeste, sin esposa ni descendencia que interrumpan mi cinefilia. Congruo privilegio de quien, como yo, pasa del medio siglo de trajín. El caso es que hacia las seis de la tarde llega doña Inés del alma mía, me encuentra encerrado a oscuras en nuestro cuarto y me pregunta con desconfianza: -¿Qué estás haciendo? - entonces le digo que estoy viendo una película que trata de unos mineros que trabajan en las montañas del oeste explotando oro de aluvión de manera artesanal, es decir, respetando el río...