La poesía del adiós
Cuando en 2008 el Director de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional de Colombia nos advirtió a los padres de los primíparos que, a lo largo de los cinco años de la carrera de nuestros hijos seríamos indistintamente sus actores, asistentes de dirección (arte, locación, vestuario, etc), auxiliares de producción (mandaderos, catering, etc) y aún productores (financiadores), pensé que se trataba de un chascarrillo del Director para romper el hielo en la sesión de bienvenida. Pero no. En efecto, durante su pregrado fui con mucha precariedad (que mi hijo Alejandro compensó con trabajo, esfuerzo y disciplina) todo eso y algo más que me resulta inconfesable. Lo cierto del asunto es que, habiendo sido todo lo anterior, ya he perdido cualquier atisbo vergüenza, hasta el punto de atreverme a fungir de comentador del documental de Alejandro, titulado “La poesía del adiós”, que les pongo de presente a mis queridos amigos de “La pata al suelo”. “Nadie muere