El hedor de la podre en Chocó
(foto de www.colombia.com)
“Involucran a gobernador de Chocó en millonario fraude a la salud
Dos
escandalosas declaraciones vinculan al mandatario seccional, Efrén Palacios,
con un fraude de por lo menos $4.000 millones de pesos.”
Revista
Semana.com Noviembre 23 de 2015
Estamos tan
acostumbrados a la corrupción en el sector público, que cuando vamos por los
territorios de la patria la plaga de los funcionarios venales nos parece tan
normal como el paisaje. Y bajo la égida
de esa “normalidad” se mueren los niños, las madres y los compatriotas más
vulnerables por falta de atención médica. Por otra parte, ante la
contundencia de las evidencias, comienza a caer (demasiado tarde) la banda de
hampones que se ha robado más de cuatro mil millones de pesos de la salud en el departamento de Chocó. Habrá investigaciones exhaustivas contra el Gobernador
de turno, los Secretarios de Salud departamental y local, golpes de pecho,
confesiones y delaciones negociadas con la Fiscalía, tejemanejes judiciales, vencimiento de términos, en
fin; pero condenas, muy pocas.
Tierra de
contrastes es este hermoso Departamento olvidado de todos. Cuando uno viaja a
Quibdó, desde la ventanilla del avión de SATENA se observa entre la niebla el
tupido bosque lluvioso, semejante a un brócoli gigantesco que contiene casi
todas las riquezas naturales del mundo. Mas, cuando uno baja hasta el puerto fluvial
de la capital chocoana, en el margen del río Atrato, muy cerca del mercado
público, el hedor es insoportable. No tanto por la precariedad del
alcantarillado o por su clima malsano que acelera la descomposición del
pescado, sino por la podre de la clase política y burocrática local que azota
al valiente pueblo de Chocó, digno de mejor dirigencia. Sin embargo, al cabo
de unas cuantas horas uno termina por acostumbrarse al hedor, al punto
que deja de percibirlo. Inconcebible!!!
Para viajar
al Chocó hay que estar previamente vacunado contra la fiebre amarilla. Se me
ocurre que debería exigirse asimismo una vacuna contra la indolencia. La
sociedad civil debe organizarse para hacer mayor control social de lo público.
No podemos acostumbrarnos a que la corrupción administrativa forme parte de
nuestro entorno. Hay que denunciarla.
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