Guía zurda de Bogotá III
(Café "El Pentágono", centro de Bogotá. Foto de H. Darío Gómez A.)
Los cafetines de la novena: herencia de la calle de Florián
Bogotá está ubicada 2.600 metros más cerca de las estrellas según dice el eslogan de las guías turísticas. Treinta escalones más abajo está el subfondo: en el sótano de la bolera de San Francisco, en los bajos de los cafetines cercanos a la Avenida Jiménez con novena que constituyen el ágora de nuestro subsuelo.
Sobre estos últimos vale la pena mencionar que son, a mi juicio, herederos de los establecimientos “non sanctos” de la primera mitad del siglo pasado. Efectivamente muy cerca de allí, en la carrera octava entre calles 11 y 12 quedaba la calle de Florián, sitio de perdición que inspiró a más de un vate de cafetín, generalmente estudiante de provincia, a escribir sonetos ocurrentes como este, cuyo autor desconozco, pero que me refirió alguna vez mi amigo Rodrigo Peláez, y que he intentado reconstruir en mi memoria nada confiable y con mis palabras, así:
sin darme cuenta me encontré perdido.
A preguntar me asomé a un bar florido,
cómo llegar a mi casa sin afán.
Una doncella me atendió en el zaguán,
henchidos sus pechos a mi pedido;
me dijo: señor, si usted se ha perdido,
yo hace más de un rato me perdí en Florián.
Flor perfumada que mostró su brillo
en la mitad de la noche ruidosa;
quiso el albur fuera mi lazarillo,
esa muchacha, dulce, vanidosa.
Ya no me afana llegar al castillo,
prefiero su compañía peligrosa.”
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